domingo, 31 de julio de 2016

Reciclar descalzadora

En una de nuestras caminatas después de cenar, mi marido y yo encontramos una descalzadora en el contenedor de basura. Pasamos cerca de ella y pensamos que era una pena pues parecía bastante nueva, entonces se nos ocurrió que podría estar solamente desencolada. Miramos y, efectivamente, solamente necesitaba un poquito de cola en las patas delanteras.
Casi con la mirada nos entendimos y la cogimos "en volandas" y ¡para casa!.
Al día siguiente mi marido se puso a encolarla. Quedó perfecta. Y, ahora, qué hacemos con ella, pensamos. ¡Nos la quedamos! en nuestro dormitorio podría ir bien.






Pero... no nos gustaba, le faltaba chispa y, al no saber de quien era, nos daba un poco de "repelús". 





Decidimos cambiarle el tapizado y, ya que estábamos...., la pintaríamos.
Una pasada de lija, una mano de imprimación blanca y dos de pintura también blanca, una tela gris y, para darle vidilla, una pasamanería roja....







¡Quedará preciosa en nuestro dormitorio! (que enseñaré en mi próxima entrada)


¡FELIZ SEMANA!

viernes, 15 de julio de 2016

Cajoneras


Hoy os enseño unas cajas con cajoncitos. La pequeña es mía y la de colores de mi amiga Sara que se la ha llevado a su nueva casa. Sara la quiere poner en su nuevo estudio pero los colores no le van nada de nada. Aprovechando que yo también quería tunear la mía, hice las dos.




Las pinté de blanco (el frente de los cajones de colores también porque no quería que luego "treparan" a través del papel).





Y con un muestrario de papel de empapelar paredes que me regalaron en una tienda de pinturas de mi ciudad (Pinturas Angel) y cola blanca las tuneé. La mía en tonos rosas y la de Sara en tonos azules.






  


Espero que os haya gustado este tuneo tan frugal con el que participo en el Finde Frugal del blog Colorín Colorado. Besos a todas y todos.

lunes, 4 de julio de 2016

La herradura de la suerte

Cuando mis primos vaciaron la casa de mis tíos, me regalaron esta herradura de los años setenta que mi tía tenía en la entrada para poner las llaves.



Me gustaba porque era un recuerdo de ella pero no quería ponerla así en mi casa.
La pinte de gris y por encima de blanco. Le pequé trozos de una servilleta y luego froté con una lija para que se viese el gris que hay debajo. Una mano de barniz para proteger todo y este es el resultado.







No entendía por qué tenía siete clavos (tres de un lado y cuatro de otro), incluso estuve a punto de quitar uno para que quedasen simétricos. Ahora sé que es para que dé suerte por lo que los dejé tal y como estaban y la colgué detrás de la puerta de la entrada. Espero que funcione jejeje.

¡Feliz semana!